Camino despacio agotando casi todas mis fuerzas, me adentro en el mar que lentamente borra las memorias, y rescato una a una esas sonrisas que se van quedando atrás.
Es el momento de cerrar esta puerta y pintar ventanas nuevas sobre mis amaneceres. Es el momento de agradecer el apoyo, las sonrisas, los abrazos, las estrellas, los sueños, y todos esos detalles que han ido dejando en los rinconcitos de mi hogar.
Me llevo la certeza de haber conocido personas realmente especiales de esas que son capaces de robarte, cuando menos te lo esperas, un trocito de tu alma. Sólo puedo ofrecerles mi casa abierta y mi palabra de que su recuerdo estará infinitamente en mi conciencia y pasará por alto la fecha de caducidad de nuestras eternidades.
A ustedes, por existir...
Gracias... Infinitas.
2007-08-06
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